jueves, 29 de marzo de 2012

Patas cortas

Gata afónica que no sabe decir Miau pierde la primera de sus vidas cayendo dos pisos por el balcón.


Gata perdida y asustada aprende rápidamente a decir Miau a todo volumen para poder ser rescatada.


Gata sana y salva regresa a su casa y vuelve a ser afónica sin saber decir Miau.


Gata mentirosa.
Te descubrí.

Profesión: caza-bobos



Cada persona que entra a mi casa dice "identidad desnudarse, qué es eso?", yo explico "es de algo que estoy escribiendo, un ayuda-memoria".


A mi más que novelas se me ocurren ideas para películas. Películas infilmables, llenas de diálogo. O sea, novelas. Novelas inescribibles, llenas de imágenes. O sea, películas. Y así, como el cuento de la buena pipa.


Da igual, todas mis ideas mueren siendo ayuda-memorias pegadas en la ventana. Como si no pudiera recordar dos palabras. Dale.
 
Sépanlo, no lo estoy escribiendo.


NO LO ESTOY ESCRIBIENDO.
NO ESCRIBO.


Hoy entró alguien a mi casa y dijo "identidad desnudarse, qué es eso?" y yo expliqué "un caza-bobos".

viernes, 23 de marzo de 2012

Bla

Hay ropa que está maldita.
Cada vez que me la pongo pasa algo malo.
El problema es que es de mi favorita.
Y hoy me la puse.
A sabiendas.
Tenté a a la desgracia.
La desgracia se tentó.
Para cuando empezó el día
ya estaba todo dicho.
Y ahora me siento sin derecho a quejarme.
Por eso hice un gualicho de purificación.
Y ahora me voy a cortar el pelo.
Y dejé por la mitad un libro aburrido.


Se dilatan las pupilas de mi gata.
Creo que quiere decirme algo.
Intenta decir Miau.
Pero no le sale la voz.
Eriza la cola.
Parece un signo de pregunta.
Y entonces recuerdo que el libro aburrido
hablaba de la cola de un gato pareciendo un signo de pregunta.

domingo, 18 de marzo de 2012

Ella es Pimienta



La oscuridad se agazapa en un rincón
y ahí se esconde el gato negro
camuflado en la ausencia.

Luego se relame en silencio
y corre al manto de colores
donde vuelve a ser visible
y me encuentra
para que aunemos soledades.




jueves, 8 de marzo de 2012

What's up


Voy a decir algo. Y presten atención, porque no descubrí la pólvora. Voy a decir algo. Algo que ya sabe todo el mundo, pero no por eso es menos drástico. Y cuando lo lean pretendo que asientan con la cabeza apretando un poco los labios dándome la razón. Aunque a priori pueda parecer que estoy confundida, permítanse una visión más pesimista de la soltería, el chonguismo y el amor, olviden todo lo bueno, dejen a un costado ese lado de la balanza. Porque qué más da, las partes lindas igual pesan más. Voy a decir algo. Voy a soltarlo a la marchanta, para que ustedes hagan lo que quieran con la concientización de esta idea. Déjenme decirles que la reacción más normal sería resignarse a ella. Pero entonces resignémonos juntos, porque necesito apoyo moral. Pataleemos, cerremos los puños con fuerza y pongamos cara de “grrr”, un “grrr” que no sea sexy, y después sigamos con nuestras vidas. Así nomás, como si no hubiera pasado nada.

Bueno.
Ahí va.

LA TECNOLOGÍA ES PERJUDICIAL PARA LA SALUD DE LA VIDA SENTIMENTAL

Esperaba sentirme mejor después de decirlo, pero al verlo escrito ahora me parece que es peor. Quizás debería haber puesto “La tecnología nos recontra cagó”. Más furia. Que Zuckerberg y todos los de su tipo se vayan un poquito a la mierrrrda. Con muchas erres, más furia.

Digo, las ventajas de la comunicación están a la vista. Todos hablamos de ellas. Pero antes la gente se amaba igual, coqueteaba igual, cogía igual, se separaba igual, se rompían corazones y se encontraba medias naranjas igual. Ahora es lo mismo, pero con más dificultades: cuantas más opciones, más obstáculos.

El Facebook
Seh, claro, yo también cogí gracias al Facebook, quién no. Ya nadie te pide el teléfono, ahora averiguan tu nombre y apellido. Pero, y después? Que si no me agrega, que andar viendo nuevas amistades dudosas, que decidir si publicar una nueva relación o no, que eliminar a los exs, que mirar fotos aparentemente felices de otros tiempos, que comentarle o no comentarle, que malinterpretar actualizaciones de estado, que entrar a ver muros obsesivamente, que por qué no me habla si está conectado, que lo bloqueo porque no quiero que me vea conectada, que publicar cosas a propósito para que las vea, que me chatea eternamente pero llamame la puta madre.
No way.

El Twitter
En Twitter es tan fácil stalkear que da miedo. Eso de te sigo y me seguís es una mentira, si no te sigo puedo ver lo que ponés de todas maneras. Si te elimino porque no quiero enterarme de nada puedo luchar eternamente contra las ganas de mirar un poquito. Y de paso miro otro poquito lo que pone tu ex, o esa con foto de putita que te pone cosas inteligentes. Quién es ese arroba con nombre de fantasía que merodea por sus menciones? Por lo menos en Facebook la gente da la cara. Acá somos todos bananas en 140 caracteres y DMs de coger.
A ver, nos enteramos de cada puto restaurante en el que el otro hizo check in. Oh my God!

El sms
Pff, de ésta no se salva nadie, se extinguieron los especímenes que no usaban celular. Podés decidir no engancharte en las redes sociales, pero los mensajes de texto están siempre ahí. Y le mandás uno re tierno y no te contesta, pero es que nena, no era un mensaje que requiriera respuesta, no importa, vos poneme una cara feliz. Le mandás uno para verse y responde dos días después. Qué tenés flaco, un delay cerebral? No me vengas con que estabas ocupado porque no te creo nada. Ves, me re equivoqué, no te debería haber mandado nada, mejor la próxima te llamo. O no, espero que me llames vos.
No me escribas con faltas de ortografía que me vuelvo loca y no te hablo nunca más.
No quiero una conversación por sms, si querés charlar llamame, o mandame un texto conciso. Discutir por mensaje de texto, en qué nos convertimos? Y qué quiso decir, no es lo mismo si la coma está acá que si hubiera estado acá, o acá. Le cambia el sentido, no entiendo si me estás hablando buena o mala onda. Textos que llegan a horas no adecuadas. Mensajes que se escriben, se borran, se vuelven a escribir distinto, se borran de nuevo, mejor no lo mando. Que si no llega, o no tengo crédito, o me estás rompiendo las bolas. Hay que saber medir silencios y palabras. Pura estrategia.

Estamos todos cansados de ser estrategas o soy sólo yo? Díganme ahora, porque sino debería cambiar de analista. Acá estamos todos en la misma, los solteros, los chongos, los novios, los casados.
Da o no da? Lo llamo, le escribo, le chateo, le mando un mensaje privado? Da o no da? Te parece que le ponga esto o es demasiado? Mirá lo que me puso. No quiero estar disponible todo el día, estoy laburando, no entendés? Aparecé porfi, que te extraño y no quiero ser una pesada. 

O no sé, banquémonos las distancias y establezcamos las reglas, seamos más sinceros, si te rompo las bolas decime, si no me querés ver decime, si me amás decime, si no sabés qué decir, decime.

Decime, decime, 

pero cuando nos veamos.


Yo creo que tanto palabrerío escrito nos quita la voz, decimos todo pero no decimos nada. Vamos tanteando. Antes las palabras tenían otro peso, quizás porque se ponía en juego el cuerpo y la exposición arengaba a mostrarnos desde la verdad más que desde el wannabe.
  
Si vamos a sufrir, elijamos otro tipo de melodrama.
Si vamos a disfrutar, elijamos sonrisas que no queden encerradas en un emoticon.

Pensalo.
Yo lo pienso.

Igual, no importa, si nos resignamos juntos, al menos proponeme casamiento por whatsapp.