martes, 10 de abril de 2012

El fumigador vs. La chancleta

Mi casa tiene arañas de las gordas. Bien feas y temibles. 
Y como tiene arañas, también tiene telarañas. 
Siempre le pido a Gladys que las saque pero siguen ahí. 
Mi mamá me dijo que Gladys tiene problemas de vista. 
Hace un tiempo me compré un Raid sin olor, pero no sé dónde viven las arañas porque salen cuando yo duermo, así que tiré el veneno en algunos huecos de los que sospecho y también en los lugares donde se dedican a tejer. 
El Raid no tiene olor, es verdad.
Pero parece que las arañas lo olieron, porque empezaron a salir de sus escondites y tuve que matarlas a chancletazos. 
Eso me pasa por vivir sola.
Igual las maté a todas y me sentí contenta.
Eso también me pasa por vivir sola.




Canté victoria, pero a los poquitos días empezaron a aparecer de nuevo las telarañas. 
Si hay telarañas, también hay arañas.


Nunca vino el fumigador, que venga.
El fumigador viene al edificio una vez por mes en horarios en los que yo trabajo.
El portero nos avisa poniendo cartelitos en el ascensor.
Llamé al administrador y que vengan un sábado le dije.
Vinieron un sábado, pero no escuché el timbre porque fue muy temprano a la mañana y estaba durmiendo.
Le pedí al portero que la próxima mi casa fuera la primera en el orden de las fumigaciones.
Le dije si viene puntual llego bien a la oficina, pero sino no.
Como le caigo bien al portero, me hizo el favor.


El fumigador es un hombre entre respetable y ridículo por lo grande y tosco que se ve con el tanque lleno de veneno en la espalda. 
Parecido a un oso hormiguero del futuro y no tenía puesta la máscara.
Cómo hace para aguantar ese olor.
Pero al final el líquido no tenía olor, como el Raid.
Entró y le conté de las arañas, él prometió traer veneno especial la vez que viene.
No le creo que se acuerde.
Fumigó como si hubiera cucarachas, no arañas.
Las arañas no viven en los mismos lugares que las cucarachas.
Yo me daba cuenta, pero lo seguía por la casa sin decir nada.
Pensé él sabe.
En el baño me animé a decirle que hay un agujerito donde un día vi a una.
Tiró veneno ahí, pero cuando se fue vi que había muchos otros agujeritos iguales.
Pensé él no sabe.


Uno cree que las personas que vienen a la casa a arreglar cosas, o algo por el estilo, la tienen clara.
Porque hacen lo que hacen todo el tiempo. 
Pero algunos sólo esperan que les demos directivas.
Yo no sé dar directivas a los fumigadores.
Ni a un plomero, ni al electricista, ni al que instala el cable, ni a ninguno.
A Gladys sí.
A Gladys le hago listitas llenas de directivas y se las dejo en la mesa los días que viene.
Igual se hace la boluda, porque yo le pido que saque las telarañas y no las saca.
Para mi que no tiene problemas de vista y me lo hace a propósito.
Yo nunca la reto, porque no se retar a nadie.
Al fumigador sí.
Porque sigo teniendo arañas.
Me lo crucé en el hall de entrada y le dije que mi chancleta es mejor que él para matar arañas.
Le dije que la próxima traiga un veneno con olor, porque no le creo nada sino.


Ahora no quiero que vuelva porque me da vergüenza.

4 comentarios:

Sol E! dijo...

Me hacés reir Caro!

Café (con tostadas) dijo...

jajajaja

la guerra contra las arañas no termina jamás.

ayer la gata nos trajo una del tamaño de mi mano (posta) y casi nos morimos de un infarto ahí nomás.

yo me preparé para hacerle frente, chancleta en mano, a una araña común pero ¡a una xxl no!

(eso sí, hay un veneno efectivísimo que lo podés echar con rociador. si querés, averiguo el nombre y te aviso)

Anónimo dijo...

a mi me cagabas a pedos

Caribe dijo...

Sol E: qué suerte.
Cafecito: arácnoconsejos
Anónimo: quién sos?