Lloré con ruido, mucho ruido.
Lloré y lloré y lloré en concierto.
Alterné las vocales de los alaridos.
Dije malas palabras.
Pregunté por qué.
Grité toda la histeria.
Dí un portazo.
Me ahogué con moco.
Tosí muy fuerte.
Y nadie me escuchó.
Porque no había nadie.
Y entonces empecé a reírme.
Porque no había nadie.
Y me olvidé el motivo del llanto.
Porque no se lo dije a nadie.
Y ahora estoy re bien.
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