jueves, 25 de agosto de 2011

La última cena

Si me van a violar,
si me van a apuñalar,
si me van a cagar el tiempo que me queda,
o me van a asesinar,
entonces primero me como el mejor bife de chorizo de mi vida.
Con papas fritas.
A la provenzal.
Y salsa criolla.
Y vino.
Es una buena filosofía.

Mucha gente piensa que soy vegetariana.
No lo soy.

Llovía fuerte.
Martes de noche.
Tarde.
Todavía no me conozco el recorrido del colectivo que me trae de la facultad.
Sólo se una cosa: 
dónde bajarme,
antes de que se bifurque la avenida.
Y se algo más: sino estoy al horno.

Bueno, estoy al horno.
Toqué el timbre del bondi.
Esos que no suenan,
prenden una luz al lado del conductor.
La vi prenderse.
El colectivo no paró.
Se bifurcó la avenida.
Toqué timbre de nuevo.
En vano.
Esta vez sí sonó.
Pero era en vano.
Ya estaba del otro lado de la vía,
del otro lado de la luz, de mi casa, de mi cabeza.

Me bajé seis cuadras después.

Para volver hay tres opciones.
O paso la vía por arriba.
O paso la vía por abajo.
O me tomo un taxi.
Todas una mierda.
Bueno, a ver, decido.

Por arriba (a la izquierda) ventajas y desventajas:
son las cuadras más oscuras del mundo,
muy solitarias,
sería muy fácil violarme,
si grito no me escucha nadie,
pasan autos a veces,
no para ninguno.

Por abajo (a la derecha), ventajas y desventajas:
el tunel es igual al de Irreversible,
muy solitario,
sería muy fácil violarme,
si grito no me escucha nadie,
hay un rati en la estación de tren,
quizás me viola el rati.

En taxi, ventajas y desventajas:
si el trayecto es tan corto,
el taxista sabrá que tengo miedo
y yo seré más vulnerable,
en el camino cruzará un pasaje,
si frena en el pasaje es muy fácil violarme,
si grito no me escucha nadie,
puedo elegir alguno que sea radio taxi,
radio taxi buena onda,
onda onda,
onda verde
onda vaga
onda ver-ga.

Uy, no sé.
Mientras, me mojaba en una esquina
desierta y oscura e incómoda.
Caminé unos pasos para un lado,
me arrepentí y caminé para el otro,
me arrepentí, esperé un taxi.
Dejé pasar cinco,
por sospechosos,
sospechosos de qué?
bajo qué criterio?
Qué se yo.
Miré una puertita sucia y cerrada,
una puerta medio común, al lado mío.
Dos chicos salieron sonrientes.
Un hombre se asomó.
Me dijo que entre.
Me asusté.
No quiero que me rapten
ni me obliguen a ser puta.
No respondí.
Insistió abriendo más la puerta
en un ademán de invitarme,
y dejó entrever lo que parecía mucha gente
comiendo en mesas con manteles
y riendo.

Entré testeando el lugar,
desconfiada.
Nadie me espera en casa.
Si no llego nunca
se van a enterar recién mañana.

La soledad es border.

Sin dudas.

Los mozos enseguida me sirvieron berenjenas al escabeche
y una copa de vino.
Buen comienzo.
Postergué la decisión de cómo volver.
Eso me relajó.
Y después me trajeron un bife gigante y a punto,
papas fritas
a la provenzal,
con salsa criolla.
Flan con dulce de leche y crema.
Y un café.
Me comí todo sin hablar.
Sin pensar.
Sin decidir.

Si me van a violar,
por lo menos disfruto de mi última cena,
y después veo.
La soledad es border.

3 comentarios:

Magg dijo...

Jajajajaja naaaa... muy bizarro lo tuyo, aca en zona sur del conurbano o corres o corres :P y si te dan bife de chorizo, desconfia porque pude ser el perro que le falta a tu vecino xD

maldoror dijo...

If it was me i would go for the taxi option. After the steak.

Anónimo dijo...

Fue el 34 en Juan B Justo cuando bifurca por Godoy Cruz? hoy me pasó eso... Colectivo del orto!